miércoles, 17 de febrero de 2016

¿Qué significa I+ D+ i?

R&D USMP Report N° 9
Editado por la Oficina de Innovación y Desarrollo de la
Facultad de Derecho
Universidad de San Martín de Porres


¿QUÉ SIGNIFICA I+ D+ i?

Por: Lucas Lavado
Profesor de Teoría del Conocimiento y Seminario de Tesis.
 Aquellos que se enamoran de la práctica sin ciencia,
son como un marino que sube al barco sin timón ni
brújula y nunca puede estar seguro hacia dónde va.
Leonardo da Vinci: Cuaderno de notas.

Resumen
El propósito de este breve trabajo es reflexionar sobre la Investigación, Desarrollo e innovación (I+ D+ i) a partir del acrónimo generalmente mal entendido, especialmente por políticos y administradores a quienes les conciernen directa o indirectamente. Intenta llegar a los estudiantes interesados en iniciar sus seminarios, proyectos de investigación para la tesis, principalmente. Finalmente, incluir algunas referencias como punto de partida para orientar conceptualmente la investigación, el desarrollo y la innovación.
Palabras clave: investigación, desarrollo, tecnología, innovación.

Aclaración previa
La información, el conocimiento y el aprendizaje inextricablemente relacionados, le dan el carácter a los tiempos que vivimos. Desafíos que la universidad está enfrentando pese a sus limitaciones como son la crisis de obsolescencia y falta de creatividad para encarar los problemas más interesantes que son multidimensionales. La cantera de estos problemas está reflejada en este acrónimo que ha devenido un endemoniado galimatías para los políticos y funcionarios tradicionales que no se toman el trabajo de leer. I+D re refiere a la investigación y al desarrollo, dos factores decisivos del cambio social, la i convoca la innovación. Conviene pues dedicarle algunos renglones para aclarar ciertos malos entendidos.

Investigación (I)
Requiere una educación científica que no comienza en los primeros años de universidad, sino desde inicios de la escolaridad, alentando la curiosidad y afinando el espíritu crítico, aguzando la capacidad de observación y depurando el lenguaje para expresar lo que se estudia y entiende. De lo que se trata es de adquirir una visión sistemática del entorno, del cosmos.
La observación, la descripción y la explicación, para decirlo de manera sintética, han sido las cumbres del pensamiento científico. Cada uno de estos conceptos ocupan lugares prominentes en la historia de la ciencia. Aprender y enseñar a observar el macrocosmos y el microcosmos lleva años. Mirar no es pues observar. Los observatorios astronómicos son hoy laboratorios que congregan comunidades científicas de físicos, matemáticos, informáticos, etc. En el lado opuesto está la observación de nos objetos microscópicos, que ahora se denominan con más propiedad nanoscopía.
La descripción y la clasificación o taxonomía han ocupado vidas enteras de comunidades científicas en todos los confines del planeta. Desde Linneo (1707-1778) quien introdujo la clasificación moderna en Biología, esta ciencia se ha desarrollado hasta Darwin (1809-1882), quien explicó la evolución mediante la teoría de la selección natural. De aquí hasta los pioneros como Watson y Crick, quienes descubrieron el código genético, hasta Craig Venter y su equipo, creadores de vida sintética en laboratorio, hay un fascinante recorrido.
Es bueno distinguir los hechos y procesos, de las explicaciones acerca de estos hechos. Es de una simplicidad increíble, pero riesgosa. Las confusiones entorpecen la visión y la comprensión de la belleza de las teorías. En este sentido el aporte de Darwin consistió en inventar una teoría que permitió explicar la evolución, pero suscitó enormes controversias del establecimiento y del clero de su tiempo y “como toda teoría científica, es una hipótesis, aunque en este caso se trata de una hipótesis muy bien comprobada” (Mosterín, 2013, p.342). Una explicación que ha soportado una avalancha de críticas porque contiene “sólidos argumentos no solo en favor de la evolución, sino de un mecanismo particular: la selección natural. Todos los organismos que nacen están sujetos a una lucha por la existencia y esto significa que sólo una fracción de ellos saldrá adelante” (Ruse, 1998, p. 70).
La ciencia se ha abierto camino en la historia de la cultura y del desarrollo de la humanidad porque descubre verdades que sirven para orientarnos en el cosmos y entenderlo cada vez mejor. Así la ciencia avanza, por lo general de manera gradual y en algunos momentos mediante saltos bruscos a los que se les ha denominado revolución científica. Son aquellos cambios que rebasan el marco conceptual de la época que para ser asimilados “debe alterarse el modo en que se piensa y describe un rango de fenómenos naturales” (Kuhn, 1989, p.59). Es lo que ocurrió cuando se pasó de la astronomía ptolomaica a la copernicana. Cambió el modo de explicar las cosas. También se les llama cambio de paradigmas. Otro ejemplo sencillo y simplificado sería la educación tradicional frente a la moderna: en la primera el centro es el profesor puesto es él quien “dicta” la clase; entonces ocurre un cambio radical, cuando se sustituye este centro (que es el profesor) por otro centro que es el alumno, es decir el aprendizaje en vez de la enseñanza.
La investigación tecnológica, es otra dimensión del comportamiento inteligente. Utilizando conocimientos actualizados, por ejemplo, en sociología, ciencia política, ciencia cognitiva, administración, biología, derecho, se diseñan universidades, partidos políticos y ejércitos modernos, con alto nivel de rendimiento y eficiencia en el cumplimiento de su cometido.
Las investigaciones tecnológicas no se ocupan de buscar verdades, sino utilizar un puñado de estas para diseñar y poner a prueba artefactos; en este caso se trata de diseñar artefactos sociotécnicos como son -para abundar en otro ejemplo- los centros de asesoría jurídica encargados de brindar apoyo a personas desamparadas y sin recursos, en el marco del concepto moderno de acceso a la justicia.
Los conocimientos tecnológicos que consisten en diseñar artefactos, están guiados por el mercado y la empresa. Los conocimientos y los artefactos se patentan a diferencia de los conocimientos científicos que son totalmente desinteresados, solo guiados por la pasión de conocer. La estadística de los inventos patentados dice mucho acerca del lugar que ocupa un país en el concierto del mundo globalizado.

Desarrollo (D)
El desarrollo de la sociedad ha sido motivo de especulaciones y extravíos por parte de políticos y diletantes. No es claro si no se dilucida el concepto de sistema social que, dicho sea de paso, no se confunde ni con el grupo ni con la clase social. Que la sociedad no es un caos desordenado ni un sistema uniforme y estático.
Hay diferentes enfoques sociales. El primero que es globalista que toma la sociedad como un todo holístico, el segundo individualista que pretende conocer a la sociedad a través del individuo. Enfrentado a ellos, el enfoque sistemista supera a las dos anteriores y toma lo más rescatable de ellas. Así la sociedad es un sistema compuesto por otros subsistemas: psicobiológico, político, económico y cultural, que cambian en un entorno también cambiante (Bunge, 1999). Debido a la brevedad de este artículo, nos limitaremos a exponer cinco axiomas del sistemismo propuestos por el profesor Bunge (1995) que con seguridad nos ahorrará muchos capítulos de sociología hermenéutica:
Axioma 1. Todo ser humano pertenece por lo menos a un sistema social.
Axioma 2. Los sistemas sociales se mantienen unidos por lazos de varios tipos: biológicos, psicológicos, económicos, políticos o culturales.
Axioma 3. En virtud de la pertenencia de toda persona a varios sistemas sociales, sus creencias, preferencias, actitudes, expectativas, elecciones y acciones están condicionadas socialmente así como motivadas internamente.
Axioma 4. Todo sistema social tiene una función específica […].
Axioma 5. Todo sistema social, en todo momento, está embarcado en algún proceso: contínuo o discontínuo, de cambio cualitativo o cuantitativo, causal probabilista o mixto (pp. 42-43)
Para que una sociedad sea integralmente desarrollada debe cuidar cada uno de los componentes que a su vez son también sistemas, analizables como tales. ¿Cuál de los componentes de este sistema es el más importante? Para Bunge, de quien tomamos este enfoque, ninguno, todos están en pie de igualdad, él no cree que el componente económico sea el motor. Ejemplo: la cultura influye en el cuidado y alimentación de los hijos, un hijo educado puede conseguir empleo, una persona con empleo se educará mejor y podrá participar políticamente. Ergo, un plan de desarrollo integral para este siglo debería incluir los objetivos ambientales, biológicos, económicos, políticos y culturales (1999, pp. 482-483).
El desarrollo es multidimensional, vale decir integral, al que el siglo XXI debe aspirar. Es pertinente nuevamente la propuesta del profesor Bunge (1997) cuando afirma que un “buen indicador de desarrollo no es numero único, tal como el producto bruto neto, o el promedio de años de escolaridad, sino un vector con componentes biológicos (p. ej., longevidad), económicos (p. ej., media de ahorro), culturales (p. ej., media de libros por año leídos por persona) y políticos (p. ej., fracción de la población que participa de actividades políticas” (pp. 26-27). Sin excluir a unos y privilegiar a otros.

Innovación (i)
Nuestro tiempo es también el de la creatividad e innovación que para Sánchez Ron (2015) son dos términos polisémicos y entrelazados puesto que “no hay creatividad sin innovación” (p. 10). De allí que se han convertido en los objetivos centrales de las universidades, institutos y empresas que destinan sus mejores esfuerzos en convocar a personas creativas e innovadoras en diversos campos y especialidades.  
Los conceptos aludidos se entienden desde una perspectiva interdisciplinar y temporal.  Mejor, cuando se va de la mano de divulgadores geniales como Isaac Asimov (2014) y Walter Isaason (2014), para aclarar nuestras entendederas sobre la creación científica y la innovación a lo largo de la historia. El primero abarca 4 millones de años: desde la aparición “de la especie bípeda” hasta la detección de galaxias distantes (1988). El segundo hace un recuento de las rutilantes innovaciones desde 1843, cuando la condesa de Lovelace publica sus “Notas” sobre la máquina analítica de Babbage, hasta el ordenador Watson de IBM (2011), para colaborar “con los humanos en lugar de intentar superarlos” (p. 518). Es un esfuerzo de síntesis sobre los inventos de la era digital, así como de sus protagonistas guiados por una colaboración intensa. Un libro que intenta desentrañar “quiénes fueron, cómo funcionaban sus mentes y qué les hizo ser tan creativos” (p.15). Ambicioso ¿no es verdad?
Las innovaciones están guiadas por capacidad creativa y la posibilidad de concretar en diseños, prototipos y artefactos que hayan pasado pruebas exigentes. De este modo el producto puede llegar a la empresa para su puesta en valor y ser comercializado. Estas competencias se forman hoy en intensos trabajos colaborativos, en “una red que razona, actúa y siente por sí misma”. Así se expresa Salim Ismail, director de la Singulariy Univesity de Silicon Valley, quien sorprende aún más cuando dice que “la libertad no es creativa. La creatividad, como la música y las matemáticas, solo se realiza dentro de unas normas. Debes someterte a ellas para, cuando llegues a dominarlas, poder mejorarlas y seguir creciendo” (p.63). Los grandes creadores inventan, rompen paradigmas y otros, no menos grandes, innovan y perfeccionan de manera incesante. Es proceso del daguerrotipo al polaroid y del ábaco al ordenador electrónico (Bunge, 2003, p. 123) son casos que ilustran este proceso que ha cautivado a muchas mentes. ¿Habrá forma de incorporarlos a las mallas curriculares universitarias?
El campo de las tecnologías materiales y sociales es amplísimo, las innovaciones son de las más variadas y cognitivamente provocativas. El campo del derecho es por demás interesante, de manera que un ejemplo puede mostrar lo que aquí se sostiene: “el legislador A escribe un proyecto de ley, su colega B lo perfecciona y el parlamento lo discute, modifica y aprueba. El burócrata C reglamenta la ley, y el juez D la interpreta y aplica” (Bunge cit., p. 124). Entonces a trabajar sobre cómo encarar las duplicidades, cacofonías y abigarrada e intrincada montaña de las leyes no pocas veces contradictorias en el ordenamiento jurídico peruano.

Referencias
Asimov, I. (2014). Historia y cronología de la ciencia y los descubrimientos. Cómo la ciencia ha dado forma   a nuestro mundo. Barcelona: Ariel.
Bunge, M. (1995). Sistemas sociales y filosofía. Buenos Aires: Sudamericana.
Bunge, M. (1997). Ciencia, técnica y desarrollo. Buenos Aires: Sudamericana.
Bunge, M. (1999). Las ciencias sociales en discusión. Una perspectiva filosófica. Buenos Aires:     Sudamericana.
Bunge, M. (2003). Cápsulas. Barcelona: Gedisa.
Da Vinci, L. (2007). Cuaderno de notas. Madrid: Edimat Libros.
Isaacson, W. (2014). Los innovadores. Los genios que inventaron el futuro. Barcelona: Penguin Random House.
Ismail, S. (2014, enero 29). Cuando innovas te atacan los anticuerpos de tu empresa (Ent. de      Lluis Amiguet). La Vanguardia, p. 64.
Kuhn, T. (1989). ¿Qué son las revoluciones científicas? Y otros ensayos. Barcelona: Ediciones Paidós      Ibérica.
Mosterín, J. (2013). El reino de los animales. Madrid: Alianza Editorial.
Russe, M. (1998). Evolución y progreso: crónica de dos conceptos. Agustí, J., Alberch, P.,           Goodwin, B., Hull, D., Margalef, R., McKinney, M. … y Wagensberg, J. (1998). El         Progreso.  ¿Un concepto acabado o emergente? (pp. 67-100). Madrid: Tusquets Editores.
Sánchez Ron, J. M. (2015, abril 25). Crear o innovar: ¿el arte contra la ciencia? Babelia de El        País, pp. 10-11.

2 comentarios:

  1. (Un empresario no debe quedarse en la crisis de obsoleto, debe orientarse a los cambios tecnológicos para abrir nichos de mercados con creatividad de innovación empresarial y personal de coadyuvar para perfeccionar, toma de decisiones correctas de un cambio de reingeniería para crecer estrategia y expansión económica (I+D+T+I).

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    1. El empresario debe salir de su paradigma no quedarse en el mismo rubro debe transformar con frecuencia reinventado nuevos horizontes de mercado para encontrar nuevos productos que acelere la expansión de nichos desarrollando para generar múltiples ingresos con nuevas ideas y cambio de mentalidad y definir las decisiones sabiamente.

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