jueves, 4 de febrero de 2016

El agua que todos deseamos en manos de intereses públicos

R&D USMP Report N° 4
Editado por la Oficina de Innovación y Desarrollo de la
Facultad de Derecho
Universidad de San Martín de Porres



EL AGUA QUE TODOS DESEAMOS EN MANOS DE INTERESES PÚBLICOS


Por: Julio Morales Dellisanti
Economista investigador de la Oficina I+D+I de la Facultad de Derecho de la USMP


Con la llegada del verano, el consumo de agua potable de los hogares en Lima y Callao aumenta. Sin embargo, a muy pocos nos preocupa la deficiente calidad de la gestión y provisión de este recurso, por parte de Sedapal, que todos los hogares sin excepción utilizamos en diversas actividades básicas diariamente.

Si bien, de forma clientelista, muchas veces los políticos defienden el manejo de este recurso “estratégico” por el Estado, y lo venden como la única alternativa válida en resguardo de los intereses de todos los ciudadanos, esta solución dista de ser la de mejor costo efectividad en el mercado. Existen alternativas igualmente válidas como establecer Asociaciones Público-Privadas (APP), otorgar concesiones para la gestión a capitales privados con un régimen adecuado de fiscalización y exigencia de cumplimiento de metas y auto-sostenibilidad a largo plazo por parte del Estado, es decir no se trata de otorgar un cheque en blanco en el manejo de este monopolio natural al sector privado.

Para muestra, un botón. Tomando en comparación nuestro par chileno “Aguas Andinas” empresa capitalina concesionada hace ya varios años, encontramos indicadores de gestión que distan mucho en eficiencia lograda en comparación al caso peruano. Por ejemplo: Según estadísticas de FONAFE, SUNASS y SISS, en promedio, para el periodo 2010-2013, Sedapal alcanzó niveles de tratamiento de aguas servidas de 28,5% a diferencia del 96% que obtuvo Aguas Andinas; con respecto a la rentabilidad sobre el patrimonio, tenemos una gran diferencia de 3,1% versus 18,4% respectivamente; en el caso de la micro-medición, Sedapal alcanza un nivel de 77,7% versus el 94,1% de Aguas Andinas; considerando el ratio (costo operativo/ingreso por ventas) que toma en cuenta la eficiencia en los procesos de operatividad con respecto a los ingresos por ventas, tenemos que nuestros costos representan el 68,7% de nuestros ingresos por ventas mientras que en el país vecino tan solo el 48,7%. Otro indicador interesante es el número de reclamos por concepto de consumo elevado como porcentaje de los reclamos totales, en nuestro caso tenemos niveles de 50,6% mientras que en Chile representan tan solo un 9,6%. Esta cifra nos podría estar dando luces del estado y/o calidad de los equipos de micro-medición con los que contamos.

El problema de contar con un servicio Estatal de provisión y gestión de agua son los incentivos perversos que se generan al interior de esta entidad. Esta empresa no tiene incentivos a mejorar en eficiencia debido a que recibe subsidios por parte del Estado para seguir operando independientemente de los resultados de cada ejercicio, resultados poco confiables si tenemos en consideración que éstos no son auditados.

Por otra parte, las tarifas que cobra actualmente a los usuarios finales no alcanza ni siquiera para reponer la infraestructura necesaria para seguir operando, mucho menos para realizar inversiones en infraestructura destinados a la ampliación de la red hacia aquellas familias que no cuentan con redes de agua y desagüe y que según cálculos de Contribuyentes por Respeto (CpR) tendrían que pagar hasta 27 veces más que el usuario con conexión en el hogar.

Es así que una solución válida pasa por otorgar en concesión el manejo de este recurso. Recordemos que las tarifas artificialmente bajas que pagamos por el agua están siendo subsidiadas con los impuestos asumidos por los contribuyentes y que el agua realmente cara es aquella gestionada ineficientemente y aquella que no se tiene.

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